Portada del sitio - Noticias - “La Constituyente Social es para nosotros una oportunidad histórica"

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Verónica Huilipán, integrante de la Confederación Mapuche del Neuquén recorrió el periodo de luchas iniciado en la década del ´90 y expresó que “el debate y el análisis que nos dimos con la CTA en aquel momento se profundiza cada vez más y mejor a partir de proyecto que la Central levanta con la Constituyente Social”.

“La Constituyente Social es para nosotros una oportunidad histórica que tenemos los pueblos originarios de poder empezar a dialogar con plena identidad de movimiento a movimiento. Dos sujetos de derecho tan importantes, tan fuertes, tan movilizados y con tanta necesidad de profundizar la construcción de otro tipo de relación social entre nosotros”, dijo Verónica Huilipán, integrante de la Confederación Mapuche del Neuquén. Asimismo remarcó que “esto no es lo que nos ofrecen los gobiernos actuales ni es la posibilidad que nos da este Estado tal cual está ideado, es lo que encontramos en el proyecto de la Constituyente Social liderada por los compañeros de la CTA”.

Verónica destacó además que “discutir un proyecto de país dentro de esta línea es lo que a nosotros nos genera una enorme responsabilidad de acompañar este proceso. Porque también consideramos que puede ser una bisagra para que se puedan generar condiciones de interacción entre el movimiento indígena y el movimiento social, para que la lucha sea cada vez mas fuerte y mejor. Ejemplos claros tenemos en Latinoamérica. Es posible. Las transformaciones son posibles y hoy en la Argentina es necesario. A esa necesidad le queremos poner el pecho y por eso hemos aceptado esta propuesta”.

La unidad en la lucha

Sobre la lucha que comenzaron en los ´90, Verónica cuenta: “Tomamos como pueblo la decisión de reconstruir nuestra organización política territorial, darle plena identidad cultural y comenzar un proceso de sociabilización de nuestra existencia, de la existencia de nuestros derechos fundamentales como pueblo frente a la sociedad”. También señala que esta década marcó un proceso de mucho fortalecimiento identitario cultural, donde se tomó la firme decisión de iniciar un proceso de ejercicio de los derechos fundamentales. “Especialmente del ejercicio del derecho territorial, dado que veníamos de muchas luchas. Después de lo que fue la invasión militar a manos del asesino Roca, vino todo un proceso de resistencia de nuestros abuelos, de nuestros padres. Podríamos decir que en el último periodo viene un proceso de reorganización y reconstrucción de nuestra identidad cultural. También un proceso de lucha significativo y en ese sentido pudimos evaluar que habían pasado muchos años desde que este Estado se instaló sobre nuestros territorios con toda su institucionalidad, con todas sus normas. Y que esas normas en ningún momento -por lo menos la política desarrollada por los distintos gobiernos de este Estado- dejaron en evidencia la voluntad de una nueva relación con los pueblos originarios. Y mucho menos se dejó en claro el reconocimiento del derecho territorial. Ante esta situación nos preguntamos: ¿Seguimos esperando de parte del Estado? ¿De los gobiernos de turno? O sabiendo que es nuestro derecho lo ponemos en ejercicio para resguardar nuestra vida, nuestra cultura y el territorio. La opción fue poner en ejercicio nuestros derechos”.